viernes, 19 de diciembre de 2014

Una última canción que bailar.

 Esa noche salió la luna llena. Ella no temía escuchar los escalofriantes aullidos de los lobos, que dibujaban sus hermosas siluetas en ella, sino que temía que él no acudiera al baile de fin de curso. Ese chico que tantos insomnios le había causado, que tantos suspiros le había robado y el que había hecho que soñara despierta cada día y cada noche. Aquella noche era especial, ya que iba a declararle lo que sentía. No estaba segura de si él asistiría ya que, según decía él, no le gustaban demasiado los bailes, pero lo que ella sabía era que lo que realmente no soportaba eran las despedidas. Ella odiaba saber que en esa sala de baile sería la última vez que vería a sus compañeros, que los caminos de cada uno girarían hacia un lado diferente y que las promesas, dichas en el momento entre lágrimas y abrazos, nunca se cumplirían en el futuro. Sin embargo, lo que él odiaba era tener que marcharse al día siguiente a otra ciudad con su familia y no volver a verla, a ella, a esa chica que siempre le había hecho sentir especial y único. Se sentó a la espera, con el vestido blanco más bonito que nadie vio, en un banco exterior de mármol. El viento ondeaba su largo cabello dorado y sus ojos verdes buscaban, cada vez con menos esperanzas, a quien había conquistado su corazón.

 Días antes del baile de fin de curso, pasearon juntos por las calles de la ciudad, como cada tarde hacían, y ella aún no tenía el vestido ni los zapatos. Cuando pasaron por delante de un escaparate, se detuvo ante la belleza de unos caros tacones blancos, parecidos a los de los cuentos de princesas. No sabía por qué, pero su favorito siempre había sido el de la Cenicienta, tal vez porque se sintiera identificada. Él también los observó pero ella decidió pasar de largo, algo triste porque no tenía tanto dinero para todo lo que necesitaba. Su familia estaba pasando por un mal momento económico y no podía permitirse demasiados caprichos. Tenía pensado llevar puesto alguno de los atuendos de su armario, aunque no eran especialmente elegantes para la ocasión pero no le importaba. El día anterior al baile, por la noche, ella estaba en su habitación cuando su madre la llamó con prisas desde el salón. Aturdida, bajó corriendo las escaleras y la vio sentada en el sofá con un gran paquete envuelto entre las manos. Su madre lo había encontrado minutos antes en la puerta de la casa con una pequeña nota, la cual debía ser abierta por su hija. Antes de abrir el misterioso regalo, rasgó el sobre y reconoció la letra al instante. Era de él. En la pequeña carta decía: “Un obsequio digno para la Cenicienta. De parte, no de un príncipe, sino de un personaje cobarde que nunca se ha atrevido a colocarle el zapato de cristal”. Algo confundida y emocionada, rompió el papel con delicadeza y se encontraba ante un precioso vestido blanco y unos tacones del mismo color, aquellos que vieron en el escaparate. No sabía si llorar o gritar de la emoción, no tanto por el regalo, sino porque esas veintiocho palabras lo significaron todo para ella. Significó un arrebato de valentía, de arriesgarse, de darlo todo por él dejando atrás el miedo y de declararse al día siguiente. 

 Algo cansada por la espera, decidió volver a casa. Sus pasos eran lentos e indecisos. La luna le iluminaba el camino, acompañándola en la soledad. De pronto, escuchó otros pasos que no eran los suyos acercándose hacia ella. Sin mirar atrás aceleró nerviosa, hasta que alguien le tocó el hombro y se giró para defenderse. Al ver su rostro se detuvo, era él.
    -¡Tranquila, soy yo! Perdona, no quería asustarte.
    -¿Qué haces aquí? –Dijo con una mezcla de miedo, alegría y esperanza.
    -Ahora te explico. ¿Ya te ibas? Te acompaño. Estás… Estás realmente preciosa.

 Por el camino le contó a la chica la causa de su tardanza, sobre el ajetreado viaje que le esperaba al día siguiente. Al verle tan emocionado, aunque fue una dura elección, decidió no complicar las cosas y dejar que se marchara, feliz como él siempre lo había sido. No podía ser egoísta, no quería que tuviera que elegir entre ella o el viaje, no era justo. Caminaban abrazados, rememorando el pasado que tuvieron juntos y riéndose a carcajadas como si el día de mañana no existiera, ignorando que estaban locos el uno por el otro. A mitad del paseo ella le detuvo.
    -Eh, espera, ¡no hemos bailado! –Dijo con un tono de sorpresa.
Él se rió y añadió:
    -Está bien, de acuerdo. ¿Me concede el honor de realizar nuestro penúltimo baile? –Respondió haciendo una reverencia.
    -¿Penúltimo? Creía que este era el último.
    -No, te equivocas. Siempre nos quedará una última canción que bailar.

 Así fue como, bajo la luna llena y un baile, la triste realidad se antepuso entre ellos, pero siempre les quedaría esa última melodía que bailar.


Volverá a llamar.

Cuando más la necesites, la escritura volverá a llamar a tu puerta.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Cambiar el mundo.

Una vez, una persona me preguntó qué haría yo para cambiar el mundo. No hay una respuesta fácil, no hay una respuesta complicada.

Hay que cambiar la mentalidad de las personas, hacerles ver que no hay nada más valioso que cuidarlo, evolucionar un poco menos en los móviles o tecnologías y avanzar más en la política, educación y cultura. Una persona puede poner todo de su parte para intentar mejorar un poquito el mundo, pero si no tiene a nadie a quien tenderle la mano para que se una a ella es un caso perdido. Todo lo que está ocurriendo en el mundo hace que las personas pierdan la fe tanto en ellas mismas como en los demás, hace que vean imposible cumplir sus sueños y se rindan, esperando oportunidades que sin saberlo estaban cerca pero se cansaron de esperar y las dejaron pasar inadvertidas. No permitas que todo lo que está ocurriendo en este mundo reduzca tus grandes sueños, ilusiones y ganas de luchar por lo que quieres.

Hay que conseguir que las personas cambien el mundo, no que el mundo cambie a las personas.

domingo, 14 de septiembre de 2014

La única manera de llegar al cielo.

Llaman a la puerta y eres tú. Hacía muchísimo tiempo que no te veía o te abrazaba, pero no me dices nada, sólo me sonríes y tiendes la mano. No sé muy bien a dónde me llevas pero me dejo guiar por ti. Me tapas los ojos y, cuando los abro, estamos en ese lugar que siempre he soñado ir desde pequeña. Ese lugar que tantas y tantas veces te pedí visitar pero no pudimos, nos faltó tiempo. Emocionada, me pongo a saltar de alegría y te vuelvo a abrazar. Respiro tu peculiar perfume, ya un poco olvidado por el paso del tiempo pero imborrable. Te miro a los ojos y permanece ese brillo que siempre has tenido. Tu sonrisa aparece, haciéndome sentir que nada ha cambiado, que aunque tuviste que marcharte nos seguimos queriendo y que nunca nos hemos olvidado. Porque la ausencia no hace el olvido, ni el olvido supera a los recuerdos. Suena nuestra canción favorita y, esta vez, soy yo la que te tiende la mano para bailar. Algunos que otros pisotones se enredan entre la melodía al principio, pero poco a poco nos vamos convirtiendo en dos profesionales que se han olvidado del mundo y se dejan llevar el uno por el otro. Echo la cabeza hacia atrás, disfrutando de este momento, mientras giramos y giramos hasta soltarnos de la mano y caer al vacío. No siento dolor, no hay herida… Pero ya no veo nada, todo está oscuro, no te veo.

Despierto sobresaltada en mi cama, con un remolino de sentimientos; feliz porque te he vuelto a ver pero triste porque te has vuelto a marchar. Un bonito sueño con un triste despertar. Vuelvo a tumbarme y cierro los ojos con fuerza, apretando los puños bajo la almohada para sentirte cerca otra vez pero no funciona. Desisto y miro hacia el techo, como si pudiera darme alguna solución. Está alto, intocable desde el suelo, pero si cojo unas escaleras o me subo encima de la cama y empiezo a saltar cada vez más alto, conseguiré tocarlo con la punta de los dedos. Si quiero ver a esa persona que está en el cielo, me dejaré sorprender. Puede que por la noche consiga verle si lo deseo con todo mi corazón, porque sólo cuando alguien se va allí arriba se sabe lo que significa el amor verdadero. Al cielo no puedo llegar con unas escaleras o saltando con todas mis fuerzas, pero sé un secreto. El secreto es que la única manera de llegar al cielo, sin tener que morir, es soñando.

Un pequeño paréntesis.

El 15 de Septiembre empiezo los estudios; instituto, personas, profesores, ambiente y lugar nuevo. Siempre da algo de miedo salir de la rutina y enfrentarse a lo desconocido, pero no hay mejor sensación que la de poder empezar de cero. No se debe pensar en que va a ir mal, que nos encontraremos solos o en cosas negativas, sino que se debe entrar por la puerta con una sonrisa, eliminar los inevitables nervios y pensar en que todo irá genial, porque así será. 
A causa de los estudios, supongo que como todos, tendré el blog un poco abandonado. No sé si mi próximo escrito llegará mañana, pasado mañana o en una semana, pero te aseguro que no abandonaré esto. Aunque no tenga tiempo para poder publicar, os seguiré leyendo, comentando y respondiendo a lo que queráis. Seguiré estando aquí. Puede que sea muy repetitiva, pero tengo que dar las gracias a todos los que formáis parte de la blogosfera, a los lectores, a los que me habéis comentado y seguido en todo momento y a los que me apoyaron para crear este blog.
Puede que suena a despedida, pero todo esto es un “hasta luego”.


Y aquí te dejo los mensajes que he intentado transmitir en todos mis escritos:
  1. Nada es imposible si lo intentas
  2. Busca siempre el lado positivo de las cosas.
  3. Disfruta de los pequeños pero grandes detalles que te brinde la vida.
  4. No esperes a que una estrella fugaz realice tu sueño, da todo de ti hasta alcanzarlo.
  5. Si alguien te dice que no puedes hacer algo, demuéstrale que se equivoca.
  6. Haz que en cada uno de tus días el sol brille más que en cualquier otra parte.
  7. No busques algo que sea fácil, busca algo que te haga feliz.
  8. Cuando quieres lo que tienes, tienes todo lo que quieres.
  9. Los pequeños gestos son los que llegan al corazón.
  10. Las alegrías llegan cuando menos las esperas.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Premio Very Inspiring Blogger Award.

 He sido nominada al premio Blogger muy inspirador. Son esos blogs que te han puesto la piel de gallina, que te han sacado una lágrima o que te han hecho sonreír cuando tu día estaba gris. Muchísimas gracias a +Zenia Unel por ello, ya que siempre es un placer recibir premios o nominaciones del estilo que sea. De esta manera, sabes que hay personas que siguen leyéndote y a las que les gusta tu blog. Es una magnífica manera para ayudarnos y motivarnos los unos a los otros en el mundo bloggero. 

 Las normas son las siguientes:
1. Agradecer y seguir al blog que te nominó.
2. Enumerar siete cosas sobre ti.
3. Nominar entre cinco y quince blogs.

 1.- Como se podrá observar en mis escritos, siempre intento ver el lado positivo de las cosas, tanto en el amor, la muerte, el entorno y en todas las diversas situaciones.

 2.- Soy una persona a la que le cuesta mucho enfadarse. Siempre tengo una sonrisa en el rostro para quien la necesite.

 3.- Me encanta dar abrazos, te hacen saber que hay alguien que te quiere, que está ahí y te protege. Me encanta reír pero, sobre todo, hacer reír a los de mi alrededor.

 4.- He tenido más de sesenta libros en casa. Me llaman más la atención los que contienen más de 150 páginas que los que son finitos.

 5.- Me considero una persona afortunada en todos los aspectos; la familia, el amor y las amistades. Todos y cada uno de ellos me han hecho ser quien soy, me han hecho ser feliz.

 6.- Desde pequeña hasta el día de hoy he tenido muchos sueños, pero ahora sólo quiero que se cumpla un único y nuevo deseo, tarde el tiempo que tarde. Quiero crear y publicar un libro, mi libro.

 7.- Como ya sabrás, empecé a escribir en Octubre de 2013. Jamás hubiera imaginado que tendría la capacidad de crear textos con sentido de más de 5 líneas y ahora me veo escribiendo relatos, historias, una novela corta… Todo el mundo del blog, la escritura y los concursos literarios serán algo que nunca olvidaré. Puede que por muchísimas circunstancias deje de escribir durante un tiempo (espero que no), pero jamás borraré de mis recuerdos los momentos tan bonitos y alegrías que me han dado mis lectores, porque ellos son los protagonistas de cada una de mis historias. Puedo decir que la escritura me hace sentir yo misma, me hace saber quién soy.

 Todos los blogs que he visitado y leído me han hecho sentir muchísimas cosas. Pienso que todos los que escribimos en un blog deberíamos tener este premio, porque ninguno es más que otro. Así que por qué no, si estás leyendo esto y tienes un blog es para ti, puedes publicarlo (no olvides mencionarme para poder leerlo y comentar). ¡Felicidades! 
Un abrazo muy fuerte.


martes, 2 de septiembre de 2014

Yo te cuidaré.

Era sábado, en una noche de otoño. El cielo amenazaba con algunas nubes grises. El canal de meteorología había anunciado que, a partir de ese día, las lluvias ocuparían gran parte del país. Echaba de menos el sol. El reloj marcaba las nueve y mis suspiros emitían aburrimiento. Opté por salir a dar un paseo antes de que las gotas de lluvia se desprendieran de las nubes y mi madre me dio un paraguas, por si acaso. Las calles estaban tranquilas, sólo se escuchaba el sonido de mis zapatos al andar. Decidí encaminarme por un recorrido distinto al habitual. No tenía prisa, no tenía un lugar fijo al que ir, sólo quería despejarme de la rutina. En aquel instante, unas pequeñas gotas empezaron a caer desde el cielo, aunque no abrí el paraguas. Me gustaba sentir que cada una de ellas era diferente aunque parecieran iguales. Cuando miré más allá, vi entre las sombras algo que destacaba en la acera por la que yo iba. No se movía, no sabía si era un objeto, persona o animal. Indecisa, decidí cruzarme a la de enfrente y evitar cualquier peligro ya que me encontraba sola en la calle. Cuando mi posición estaba paralela ante aquel misterio, la curiosidad se apoderó de mí y crucé lentamente, ya que vi que no era una persona sino un pequeño animal. Cuando estaba muy cerca de él, la pena me invadió. Era un perrito abandonado, triste, sin ganas de nada. Me miraba con una mezcla entre miedo, desconfianza y, a la vez, serenidad. Me senté lentamente al lado suyo, no muy cerca por temor a que fuera agresivo, pero se le notaba que era todo lo contrario. Cuando un coche pasó, las luces de sus faros lo iluminaron fugazmente. Era precioso, su altura no llegaría a la de mis rodillas. Tenía un color negro azabache, estaba descuidado y algo desnutrido. La lluvia, que en ese momento caía más fuerte, lo estaba empapando pero no le importaba, quizás estuviera acostumbrado. Situaciones así me destrozaban el corazón. No era feo, viejo ni agresivo, sino todo lo opuesto. Y, aún así, si fuera todo eso, qué más daría. Hay muchos remedios para conseguir amaestrar a un perro, pero lo que nunca se debería hacer sería llegar al maltrato o al abandono. Abrí el paraguas, no para mí, sino para él. Me miraba extrañado, notando que no tenía intención de marcharme y, en un segundo, se tumbó a mi lado poniendo su cabeza sobre mis piernas. De pronto, una lágrima sincera salió de mí y lo acaricié, percibiendo su alegría. Una alegría por recibir cariño de alguien desconocido. El paraguas ya no lo tapaba sólo a él, sino a los dos, unidos y vinculados por un sentimiento de afecto. Tras pensármelo detenidamente, supe que no había problema y le dije “yo te cuidare”. Y juro que, en ese mismo instante, el sol apareció sólo para nosotros dos.


Una joven.

El sol le acaricia el rostro con su suave calidez. Se va asomando tímidamente entre los edificios que se sitúan frente al suyo. Un rayo se adentra a través de la ventana y juega con la palma de su mano, sintiendo su calor. Poco a poco, ese rayito de luz desaparece y va ascendiendo hacia el cielo. Esa pequeña sensación de paz, día tras día, va llenando su vida. Es una joven que siempre verá en los insignificantes detalles la felicidad. Una lectora que prefiere detenerse en un punto o coma para respirar y guardar cada momento dentro de sí, sin prisas a lo que vendrá próximamente, amando cada gesto, palabra, abrazo o beso. En cualquier lugar, fecha u hora llegará un adiós, pero cuando menos lo espere aparecerá un nuevo "hola". Llora, por supuesto, pero sabe que después de esas lágrimas vendrá una resplandeciente sonrisa. Sí, siempre habrá problemas en esta caótica vida pero, tarde o temprano, la solución se presentará. No es fácil ser una persona optimista, sin embargo nunca dejará de serlo. Si hay una pregunta difícil la respuesta llegará por sí sola. En ocasiones tropieza y le cuesta levantarse, pero lo hace. Si tiene un sueño, no se lo pide a una estrella, sino que pone todo su esfuerzo y empeño hasta conseguirlo. Deja que la vida le sorprenda y, a veces, la vida es sorprendida por ella. Es una joven que no quiere algo que sea fácil, quiere algo que la haga feliz.


Ser imparable.

Demuestra que se equivocaban, que eres capaz de lograr lo inimaginable, que no tienes límites, que tu fortaleza y constancia son únicas, que aunque caigas siempre volverás a levantarte, que tu corazón, a pesar de todo, es irrompible y tu sonrisa imborrable. Aunque lo más importante es que demuestres que no hace falta mostrar nada a los demás para ser quien uno es, para ser imparable.


domingo, 24 de agosto de 2014

jueves, 21 de agosto de 2014

Pensando en ti.

Me paso el día pensando en ti.
Me gustaría besar tu frente, tus ojos, tu nariz y tus labios.
Hazme saber cuándo te veré, porque necesito besar tu dulce rostro. 

lunes, 18 de agosto de 2014

Búscalo con el corazón.

No trabajes con las manos, trabaja con la cabeza. No busques el amor con la vista, búscalo con el corazón.

miércoles, 13 de agosto de 2014

jueves, 7 de agosto de 2014

Mi cumpleaños.

Un cumpleaños siempre es algo especial. No es un año más vieja, como suelen decir, sino que es un año más vivido, un año más lleno de experiencias que recordar y de las que aprender, un año más que nunca se olvidará. Es ese día en el que todos se acuerdan de ti durante unos instantes o quizás durante todo el tiempo. Amigos, familiares o incluso desconocidos que se convirtieron en amigos a través de Internet, todos. Por ello desde aquí quiero agradeceros, no vuestra felicitación, sino el haberme acompañado en mi recorrido por el mundo de la escritura, por leer vuestros comentarios siempre tan positivos y motivadores y por estar tras la pantalla día tras día conmigo, en mis alegrías y en mis pensamientos. Siempre digo y lo seguiré diciendo: "Vosotros sois los protagonistas de cada una de mis historias".

Mil gracias a tod@s y que paséis un feliz jueves. Abrazos y besos, lectores míos.

martes, 5 de agosto de 2014

Un disco de vinilo.

La ciudad anochece con colores violetas, rosáceos y azulados, qué bello paisaje para capturarlo de alguna manera. Apoyada en la barandilla de mi balcón, la observo. Tanto los vehículos como las personas van deprisa, angustiados hablando por los móviles o mirando de un lado para otro. Desde aquí arriba todo se ve desde una perspectiva diferente. Tengo la suerte de que, observar el continuo y estresado movimiento de las calles de la ciudad, haga que yo no sea así. Me gusta disfrutar de las pequeñas cosas, pararme a observar escaparates, sentarme en un banco con un libro romántico y olvidarme de mi alrededor o sentarme también para disfrutar de una deliciosa comida rápida mientras observo a las personas pasar. Un disco de vinilo suena todos los días en el interior de mi casa, inundando el ambiente de tranquilidad y armonía. La noche ya empieza a refrescar, así que me adentro y cierro lentamente las ventanas, visualizando por última vez las pequeñas luces que iluminan las calles. Me siento en un sillón heredado de mis abuelos, algo antiguo pero con un olor peculiar, el cual me hace viajar durante unos instantes a aquellos tiempos en los que la mayor dificultad era aprender a multiplicar o dividir. También tengo en una pequeña estantería de al lado los libros que le leían a mis padres de pequeños. Cojo el que tiene la portada verde con unas líneas doradas y lo observo. El sonido y olor que producen las finas páginas amarillentas al pasarlas rápidamente es algo que adoro. Cosas simples. Desde pequeña me decían que era una chica especial, soñadora y observadora. Siempre me he identificado con la peculiar y encantadora protagonista de la película Amelie. Recuerdo el día en el que me convertí en una chica peculiar como ella. Con seis años entré con mis padres en una tienda donde vendían discos de vinilo y me enamoré al instante de todo lo que veían mis curiosos ojos verdes. Me solté en seguida de la mano de mi madre y empecé a corretear por la tienda, averiguando de dónde venía una preciosa melodía de piano. Cuando encontré el disco que la reproducía, me quedé allí delante, sin moverme. Mis padres, al verme, se acercaron y me preguntaron si me gustaba. Les dije que sí porque me imaginaba a una tortuga bailando encima del disco dando vueltas y vueltas sin parar, por lo que me empecé a reír. Al ver las caras de los adultos que se encontraban allí, me di cuenta de que o creían que estaba loca o que deseaban volver a tener mi edad para ver la vida de una manera más bonita. Desde entonces, aquel disco de vinilo es el que suena en este momento. Es mi regalo más antiguo y preciado. Me he dado cuenta que todos vivimos tan estresados, corriendo de un lado para otro, que no nos damos cuenta de todos esos detalles tan bonitos que hemos vivido ni de los que se nos regalan cada día. Por ello creemos que tenemos una rutina que hay que seguir pero, si nos saliéramos de nuestros propios esquemas y aprendiésemos a observar, nuestra visión de la vida sería mucho más bonita y diferente.

Ojalá todos nos parásemos a imaginar a una tortuga dando vueltas en un disco de vinilo.


Siempre.

- ¿Me perdonas?
+ No lo sé.
- ¿Nos reconciliaremos?
+ ... Siempre. 


jueves, 31 de julio de 2014

Esta noche.

Y esta noche dejemos que la luna dibuje nuestras siluetas y nos ilumine. No la observaré, no miraré el cielo ni las estrellas. No es necesario, sólo te miraré a ti. ¿Sabes por qué? Porque tu mirada es mi única e infinita estrella.


Tus pasos.

 No hay peligro alguno. Todo el miedo está solamente en tu cabeza. Déjate guiar por tus pasos que te llevarán a través de lugares mágicos e inexplorados.


viernes, 25 de julio de 2014

Depende de ti.

Simplemente, todo depende de cómo mires la flor. Puedes pensar que una rosa tiene un tallo lleno de espinas o puedes pensar que un tallo lleno de espinas tiene una rosa. 

jueves, 24 de julio de 2014

Las tardes de verano.

 Escucha el cantar de los pájaros que se acercan a su ventana, curiosos y tímidos por esa chica que les observa sentada en una silla. Coge su cámara de fotos y, pretendiendo no hacer ningún movimiento brusco para que no se asusten y la abandonen, los inmortaliza. Cuando estos, ya cansados, se marchan de allí, ella se levanta y observa el exterior. Corre una ligera brisa que mece las ramas de los árboles situados frente a su casa, proyectando siluetas en movimiento en la pared. La calle está silenciosa, aunque algún que otro niño pequeño pasea con sus padres, deseoso de tomar un helado fresquito que le sacie el hambre o quizás con ganas de ver a sus amigos y jugar hasta no poder más. Ella sonríe al verlo reír y disfrutar. Sin que el pequeño se lo espere, su padre lo coge en brazos y le hace cosquillas. No hay nada más bonito como escuchar la risa de un niño pidiendo que pare, aunque en realidad lo que prefiere es que le sigan haciendo cosquillas. Cuando aquellas personas se detienen delante de su casa, disfrutando de ese momento, ella toma su cámara y captura ese instante. Las ve alejarse y mira hacia arriba, observando el cielo. Esa tarde las nubes parecen pequeños algodones  en fila acompañando a ese anaranjado sol, el cual embellece cada rincón de la ciudad con su luz. Colecciona fotografías de cada momento del cielo. Según de qué color se encuentre este, ella se siente de la misma manera. No es una fotógrafa famosa pero sus imágenes deberían estar en una galería de arte. Cuando suelta la cámara, coge su libro preferido y se tumba en la cama. Al principio lo deja sobre su pecho estirando los brazos, cerrando los ojos y disfrutando de aquella relajación que invade su dormitorio. Una vez que los abre, toma el libro y antes de leer pasa rápido las páginas para respirar esa esencia a libro antiguo. Las horas pasan mientras resuelve misterios, descubriendo al fin quién es el asesino que ha matado a la persona que se encuentra tanto en las líneas del texto como en su imaginación. Poco a poco, va dejando el libro a un lado y, sonriente, se sumerge en un mar de sueños. Adora la fotografía y la lectura pero, sobre todo, le encantan las tardes de verano.


jueves, 17 de julio de 2014

Su cielo, mi estrella.

 No hay nada que me guste más en el mundo como cogerla de la mano y sentir su suave piel. Sus ojos transmiten dulzura, su sonrisa ternura y su rostro belleza. Sí, soy ese chico que se ha enamorado perdidamente de ella. Es única, observadora, inteligente, curiosa, optimista y luchadora. Sólo le basta decirte una frase para hacerte reflexionar o resolverte una duda que has tenido durante años. Para nosotros la vida es una contrincante que nos pone obstáculos difíciles de superar como, por ejemplo, no encontrar trabajo, no tener suficiente dinero para mantener a la familia o la casa, etc. La vida, para ella, es una bendición que nos hace aprender de nuestros errores, que hace que nos superemos aunque no nos demos cuenta y que, para los que tienen suerte, nos regala un mañana y un nuevo día. Como ya dije antes, es una chica luchadora. No es que practique boxeo o algún deporte de riesgo, sino que tiene una enfermedad. Prefiero no revelarte cuál es porque entonces los ojos se me llenarían de lágrimas y no podría seguir contándote esta historia. Lleva encamada en este hospital mucho tiempo y, cuando le dan el alta, no pasa ni una semana cuando tiene que volver. La frase que solemos decir antes de dormir, esa que dice “hasta mañana si Dios quiere”, cobró sentido para mí cuando la conocí y me reveló su enfermedad. Cada día y cada noche ella sola lucha en silencio para sobrevivir un día más, para respirar un minuto más. Es increíble lo injusta que es la vida, se lleva a las mejores personas. ¿Lo peor de todo? Tiene dieciséis años. Yo tengo diecisiete, aunque por mi forma de escribir parezca algo más mayor. Es ella la que me ha hecho madurar, la que me ha hecho ver la vida de una manera diferente. Soy hijo único y, antes de conocerla, era un chico caprichoso y consentido. Mis padres me compraban todo lo que les pedía para hacerme feliz. Mamá, papá, ¿sabéis lo que quiero yo en este momento? Estar con ella ahora y dentro de veinte años más. ¿Es posible? Me cuesta decirlo pero no. Ojalá fuera todo tan fácil como pedir un deseo y esperar a que se cumpliera, aunque yo no esperaría sino que lo realizaría. Si estuviera en mi mano, compraría todos los medicamentos del mundo para que, al menos, se aferrase a la vida un año más. Cuando la conocí jamás hubiera imaginado que tuviera esa enfermedad, era tan hermosa y única como ella misma. Por alguna extraña razón que nunca sabré, ella se enamoró de mí. Hace un año, cuando tuve la suerte de darle un pequeño beso en los labios supe que era la chica de mis sueños. Las personas mayores no apostaban demasiado por nuestra relación, decían que seríamos un amor pasajero por la juventud, pero nosotros les demostramos que el primer amor es el verdadero y único amor. Quizás ellos no lo recordasen por el paso del tiempo, por todas las personas que han dejado tanto huellas como heridas en sus corazones, pero aunque éramos jóvenes supe que ella sería la mujer de mi vida. Llámame soñador, iluso o ingenuo, pero lo supe. Cuando nos enamoramos me contó su secreto. Ella creía que la dejaría por tener una enfermedad, pero no fue así. No la traté de ninguna manera diferente, la traté como siempre pero cien veces más y mejor, como a una reina. Es de esas personas que, si la encuentras y se adentra en tu vida, eres más afortunado que cualquier persona millonaria, porque te cambia la visión del mundo a mejor y porque la positividad y el optimismo, por muy mal que esté la situación, siempre están presentes. Ella es joven pero, para mí, tiene una filosofía más bonita que cualquier famoso filósofo. Ahora estoy leyéndole su libreta. En ella, desde que era pequeña hasta hoy, ha estado escribiendo las citas que más le gustaban de ellos, (Aristóteles, Platón, Friedrich Nietzsche y otros muchos que yo no conocía). Me encanta observarla de vez en cuando, apartando mis ojos del papel para verla a ella con una sonrisa, tumbada en esta cama de hospital en la que estoy recostado a su lado y ella me escucha y recuerda cada una de mis palabras. A veces, ella termina la frase o se adelanta y recita la que va a continuación. Es hermosa. Creo que decir que estoy enamorado de ella es poco. Quizás también sirva prendado, chalado, colado, flechado o rendido ante su presencia y ante su amor, nuestro amor. El médico nos ha dicho a los padres y a mí que le quedan muy pocos días de vida, aunque supongo que ella también lo sospecha. De pronto, detiene mi lectura con su frágil y delicada mano en mi boca. Sin esperarlo, hace un esfuerzo y habla, (si respirar es todo un reto para ella, el sólo hecho de hablar es un logro que hace que me emocione).
     -Cielo, calla. Déjame apreciar tu silencio –Me quedo mudo al escuchar su voz, más frágil que sus manos. Tras un minuto en el que sólo me mira con sus grandes ojos verdes y en el que se escuchan las máquinas de las demás habitaciones del hospital, continúa.
    -¿Sabes por qué te llamo cielo? No es porque me gusten los apodos cursis y típicos que se dicen las parejas, sino porque lo eres. Eres ese cielo que me ha hecho volar cuando ni mis pies podían dar un paso más. Eres ese paraíso con el que tantas veces he soñado viajar y me has teletransportado hasta allí con tan sólo rozarme o mirarme. Te llamo cielo porque has iluminado todos mis días grises con tu sonrisa radiante y porque metiste todos los sonidos de la naturaleza en esta pequeña grabadora, la que he escuchado millones de veces sintiendo que estaba en el exterior. Y, bueno, ya no me queda demasiada fuerza para seguir hablando. Nunca te dije por qué me enamoré de ti pero te lo voy a revelar. Es fácil, me enamoré de ti hace tan sólo un año porque me has dado vida cuando todos los de mi alrededor veían mi muerte. Simplemente te quiero y te amo. No sufras por mí, estaré bien, cielo mío.
 Cierra los ojos y, con un suspiro, me regala su última sonrisa. Ahora ella formará parte de ese cielo tan infinito y lleno de estrellas, aunque ella siempre será la más brillante. Nunca se lo dije pero ella fue y será mi estrella, aunque ella ya lo sabía.


Dicen que la curiosidad mató al gato.

 No hay nada mejor como ser curioso y querer aprender cada día más, tener respuestas que otros no te pueden dar porque ni ellos se hicieron esas preguntas, porque pasaban desapercibidas. Abre la ventana y observa. No importa si no hay nadie o no hay nada interesante que ver, sólo observa, porque tus ojos encontrarán alguna pregunta que resolver.
 Habla para que sepan lo qué piensas, besa para saber lo que se siente, escucha para saber lo que dicen o lee para descubrir mundos únicos. Haz que cada día se convierta en todo un aprendizaje.
 Dicen que la curiosidad mató al gato, pero este querrá saber si lo que dicen es verdad o no.



domingo, 13 de julio de 2014

Un beso.

 Un beso. No hace falta nada más para enamorarte de él con locura. No importa cuánto durará o los problemas que se presenten porque con un beso sabes que es él, el príncipe de todos los cuentos que te leían antes de dormir. 


viernes, 11 de julio de 2014

Ojalá.

 Ojalá las calabazas se convirtieran en carrozas. Ojalá un beso te despertara del sueño eterno. Ojalá las alfombras fueran voladoras y las lámparas mágicas. Ojalá pudieras volar al País de Nunca Jamás. Ojalá los monstruos se convirtieran en príncipes. Ojalá pudieras cambiar tu voz por un segundo a su lado. Ojalá no tuvieras que esperar a un príncipe para escapar de la torre. Ojalá persiguieras a un conejo blanco que te llevase al País de las Maravillas. Ojalá pudieras deslizarte por la selva a través de lianas. Ojalá cumplieras el sueño de la persona amada, volando con globos, aún no estando ella a tu lado. Ojalá los cuentos se convirtieran en realidad. 


martes, 8 de julio de 2014

Bailamos bajo la lluvia.

 Caminábamos de la mano bajo un cielo grisáceo y, de pronto, comenzó a llover. Otras personas corrieron a buscar un lugar de refugio pero nosotros… Nosotros bailamos bajo la lluvia. Nos dejamos llevar por el sonido improvisado de las gotas de lluvia al caer sobre la madera, el metal o la calle. Miré feliz hacia el cielo y, al bajar la mirada, te encontraré a ti, con el brillo de tu mirada más fuerte que el de una estrella. Porque así es como me siento yo cuando estoy a tu lado, no como una estrella, sino infinita y alcanzable sólo para ti. No tengo límites, planes ni miedos. Volaría más rápido que un halcón, correría más veloz que un guepardo y nadaría más que un delfín. Atravesaría kilómetros por cielo, tierra y agua sólo si tú estuvieras al otro lado esperándome para besarte, porque un beso tuyo supera cualquier realidad.


lunes, 7 de julio de 2014

Todos los días de tu vida.

 Dame tus besos insaciables para no poder separarme de tus labios. Dame tus abrazos protectores para olvidar lo que es el miedo. Dame una mirada que se adentre en mi corazón. Dime algo que se me quede grabado en el recuerdo. Dame el perfume que impregna tu piel. Dame razones para no poder dejar de quererte a cada segundo. Dame amaneceres y anocheceres a tu lado. Dame la tranquilidad que nadie puede darme. Dame una sonrisa que sustituya una lágrima. Dame todos los días de tu vida, que yo te daré los míos.


miércoles, 2 de julio de 2014

Premio Infinity Dreams.

En primer lugar, muchísimas gracias a +Elle Raquelle por nominarme con este premio en su magnífico blog: www.somosabracadabrantes.blogspot.com.es/

Reglas:
 1.- Agradecer al blog que te nominó
2.- Responder a sus 11 preguntas
3.- Nominar a blogs
4.- Avisar a los blogs nominados
5.- Hacerles 11 preguntas


Respuestas.
1. Día favorito de la semana.
El Sábado.

2. Color favorito en el mundo.
El azul claro, como el cielo.

3.  Tipo de letra favorito.
MV Boli

4.    Número favorito.
El 7, día de mi cumpleaños.

5.    Planta, flor, favorita.
Tengo varias flores favoritas: Una dalia, rosa, amapola o tulipán.

6.    Película preferida en el mundo.
Amelie, ya que deja un mensaje positivo, tierno, soñador y la magia que todos llevamos dentro. Tiene frases como “la vida no es más que un interminable ensayo, de una obra que jamás se va a estrenar”,  “son tiempos difíciles para los soñadores” o  “cuando un dedo apunta al cielo, el tonto mira el dedo.”

7.    El nombre que te gustaría tener.
Ciertamente adoro mi nombre. Alba, ningún otro.

8.    EL nombre que menos te gusta.
Quizás Hortensio o Ambrosio.

9.    Raza de perro favorita.
Husky Siberiano .

10.  Animal favorito.
El perro.

11. Y por último, ¿qué es lo que más te gusta de este blog?
Me gusta la variedad de textos, la publicación de opiniones de libros y reseñas, ya que me encanta leer y voy apuntando nuevos libros para ello.

Y mis nominados son: 
+Puramente Infiel por su blog www.eltactodelpecado.blogspot.com.es/
+Haydeé D.O. por su blog www.eldespertardelaguerrera.blogspot.com.es/
+Ángela Fernández por su blog  www.eternidadseescribecontinta.blogspot.com.es/
+estela Caruso  www.variedadesjaeltete.blogspot.com.es/
+Amelia R por su blog   www.lavidaelamoryvos.blogspot.com/
+Pablo Astorga por su blog www.mensajesconsentido.blogspot.com.es/
+Charlotte Bennet por su blog www.el-rincon-de-ejbennet.blogspot.com.es/
+Larrú E. por su blog www.fantasmasdelarru.blogspot.com.es/
+Ana Bohemia por su blog www.bohemiomundi.blogspot.com.es/

Y ahora mis preguntas:
1.     Cita famosa o palabra que mejor te define.
2.    ¿Prefieres leer libros en papel o digitales?
3.    ¿Te gustaría trabajar en el mundo de la escritura o te gusta más como hobby?
4.    ¿Qué libro te ha hecho llorar?
5.    ¿Has conocido algún/a escritor/a famos@? Si no lo has hecho, ¿a quién te gustaría conocer?
6.    ¿Qué usuario de Google+ es el que visitas con más frecuencia para ver sus publicaciones?
7.    ¿Dirías que la escritura ha mejorado tu vida o no ha cambiado gran cosa de ella?
8.    ¿Cómo describirías tu blog en pocas palabras?
9.    ¿Has participado en algún concurso literario? Si es así, ¿has recibido un premio alguna vez?
10. ¿Cuánto tiempo hace que comenzaste a escribir?
11.  ¿Qué es lo que más te gusta de mi blog?



martes, 24 de junio de 2014

Alcanzando mi sueño.

 Con seis años me preguntaron qué quería ser de mayor y respondí "bailarina". No me hicieron falta ni tres segundos para responder. No sabía por qué pero me enamoré del ballet la primera vez que lo pusieron mis padres en televisión. Fue hermoso. Una danza clásica en la que la mujer parecía volar como el más bello pájaro, tener la elegancia de un cisne y deslizarse más delicadamente que una pluma. No era la típica niña pequeña que soñaba con ser princesa o astronauta. Sabía lo que quería y era bailar. Mis padres, aunque no estuviéramos especialmente bien de dinero, me ayudaron muchísimo. Supieron que ese sería el sueño de mi vida.

 Con siete años me apuntaron a clases de ballet. La primera vez que entré allí y vi a la profesora, tan elegante y guapa, supe que quería ser como ella de mayor. Al principio estaba un poco nerviosa por no conocer a nadie y por entrar en aquel mundo desconocido y bello pero, al ver que todas las demás chicas de mi edad estaban igual que yo, me relajé y empecé a hacer amigas. Cada vez íbamos haciendo algún movimiento nuevo, pasos, giros. Con el tiempo y los años aprendí que, como alguien dijo alguna vez, el ballet no era un baile, sino una disciplina. A través de televisión, cuando vi a aquella hermosa bailarina, nunca imaginé lo duro que era mostrar esos factores de expresión y realizar tales movimientos para transmitir tantas emociones.

 Con quince años sufría. Mis pies no podían más, mi cuerpo decía basta, nunca había tenido ampollas o las uñas tan magulladas. Recuerdo que pensé en desistir, buscarme otro sueño, dejar las clases y hacer cualquier otra cosa más fácil. Mis padres habían visto todos mis avances y, aunque no estuvieran de acuerdo con mi decisión ya que habían hecho más esfuerzos de los que yo había pensado, me apoyaron. Sabían que valía para bailar pero también sabían que, con lo testaruda que yo era, no podían obligarme. Dejé las clases de baile, a mis compañeras, tristes por enterarse de la noticia de mi ausencia, y mi sueño. Seguía yendo a las clases del colegio como siempre, pero me sentía vacía, triste, no me concentraba en los estudios, sólo pensaba en lo que había decidido dejar atrás. Un día, me encerré en mi habitación y comencé a llorar, cada día lo hacía con más frecuencia. Mi padre, al escucharme, llamó cuidadosamente a la puerta y entró. No dijo nada, sólo se sentó en el borde de la cama y me besó en la frente. Ese gesto me calmó, él me conocía mejor que yo misma. Se acercó y me dijo, “no se puede dejar de lado algo que realmente te gusta y te hace feliz sólo porque en ocasiones sufras. Recuerda que cuando llegues a lo más alto, todo ese camino recorrido será lo más bonito que jamás hayas hecho. Me cuesta reconocer que mi niña pequeña haya crecido tan rápido. La danza, el sufrimiento y esfuerzo te han hecho madurar, crecer, te han hecho más fuerte. Por eso te he vuelto a apuntar a ballet, sé que lo echas de menos, así que dale otra oportunidad” y, sin saber que aquello que me dijo se me quedaría grabado para el resto de mi vida, me volvió a dar un beso en la frente, se levantó y salió de la habitación. Aquella noticia se reflejó en mí a través de una radiante y enorme sonrisa. Mis amigas se alegraron al verme regresar y yo al volver con ellas. Regresé con más fuerza que nunca. Era mi sueño e iba a luchar por él. Con el tiempo, el saber el esfuerzo y constancia que requería, me hizo darlo todo de mí sin rendirme, sin un suspiro de cansancio, con lágrimas de dolor pero con una sonrisa que mostraba que aquello era lo mío, mi pasión. No quería ser mejor que nadie, sólo quería superarme cada día y saber hasta dónde podía llegar, dándome cuenta de que no había límites.

 Con dieciocho años, mis padres decidieron presentarme a audiciones de ballet. Me compraron un vestido blanco precioso y unas zapatillas perfectas, tanto para mi comodidad como para bailar. En mi primera audición me rechazaron y mis padres pensaban que lo volvería a dejar, pero no fue así. Aquello me motivó más de lo que creía. Fue un gran impulso para mejorar, perfeccionar los pequeños detalles. Mi padre, seis meses después de aquella audición, falleció. Mi madre me confesó que tenía problemas de corazón y ya no había podido resistir más. Murió en la cama, tranquilo y con una sonrisa porque, me dijo, que el sueño de mi padre era verme feliz y bailando le transmití toda mi felicidad. Mi madre y yo pasamos por momentos duros, nos costaba superarlo. Supongo que una muerte no se supera u olvida, sino que se lleva dentro tanto en el corazón como en el recuerdo. Él siempre decía que era mejor que aquella bailarina de televisión así que, en todas las demás audiciones que se presentaron, le demostré al cielo que no se equivocó al volver a apuntarme a clases. En la cuarta audición me aceptaron y, tras un tiempo, se nos presentó la oportunidad de viajar a Sevilla para actuar en el Teatro de la Maestranza. Era la primera vez que veía mi nombre escrito en la programación de un teatro. Fue una sensación aterradora y, a la vez, maravillosa. Llegó el día. Estaba preparada, sabiendo que los espectadores a los que tenía que sorprender eran a mi madre y a mi padre, con butaca en primera fila desde el cielo. Así lo hice, bailé, volé a ras del suelo. Terminé y todos se levantaron para aplaudirme. Miré a mi madre que lloraba de felicidad, mirando hacia arriba, y no pude resistirme a bajar del escenario para agradecerle con un fuerte y duradero abrazo todo lo que habían hecho por mí.

 Durante todo mi recorrido en el mundo de la danza, no fui aquella bailarina que vi de pequeña, era yo misma alcanzando mi sueño.


miércoles, 18 de junio de 2014

Mi microrrelato finalista en el II Concurso de Microrrelatos "Soy feliz con...".

TU SONRISA

 Cuando me miras, escalofríos me recorren la piel. Cuando me besas, pruebo la dulce tentación de tus labios. Cuando me dices te quiero, armoniosas melodías suenan en mis oídos. Eres ese príncipe azul de todos los cuentos que me leía mi madre antes de dormir. Llegaste a mi vida sin haberte buscado y supe que eras lo que siempre había soñado. Soy feliz con tu sonrisa. Soy feliz a tu lado.


martes, 10 de junio de 2014

Su mirada.

Su mirada transmitió tal valentía y fuerza que hasta el más feroz león se postró ante él.


lunes, 9 de junio de 2014

domingo, 8 de junio de 2014

Un lugar llamado cielo.

    -Cariño, lo siento mucho. Tu madre era muy querida por todos. Voy a estar a tu lado siempre, contigo, en lo que te haga falta, ¿me oyes?
Mi marido me coge el rostro con sus manos y me seca las lágrimas, que corren veloces por mis mejillas.
     -Gracias amor, te quiero. Lo más difícil va a ser decírselo a la niña. Ha estado casi todos los días con ella y ahora, de pronto, desaparece. Va a ser un palo muy duro para ella, eso es lo que más me entristece.
 Las lágrimas me inundan de nuevo y él me protege con sus brazos. Ahora mismo soy una niña pequeña que quiere esconderse del mundo, de la vida, tan cruel en este momento. Ser madre en estas situaciones es muy difícil. Tienes que ser fuerte para que tu pequeña no te vea débil, tienes que sonreír para que no te vea llorar y tienes que mantener en secreto  este duro momento para que no sufra. Cómo decirle que la persona a la que más admira, su abuela, se ha ido a un lugar llamado cielo. Cuando nosotros estábamos trabajando, mi madre se quedaba con ella, cuidándola hasta que terminábamos, y cuando íbamos a recogerla incluso se quería quedar hasta por la noche o a dormir a su lado. Ella ha sido su segunda madre, la que le consentía a ratos, la mimaba, la hacía reír hasta que se le saltaban las lágrimas o la dejaba fascinada cuando le contaba anécdotas de su vida, hace tantos años atrás. Para mi pequeña, su abuela era la persona con el corazón más grande del mundo y viceversa. Mi madre ya era mayor y falleció dormida, tranquila y con una pequeña sonrisa. Parecía feliz por todo lo que ha vivido, por haber conocido a su nieta y por la última inyección de felicidad y vitalidad que mi pequeña le regaló.

    -Mamá, ¿hoy qué vamos a hacer por la tarde? La abu me dijo que me llevaría al parque, ¿puedo ir verdad? –Junta sus pequeñas manos en señal de mi aprobación pero esta vez, tristemente, no se la podré dar.
    -Lo siento cielo, le ha surgido una cosa y no podrá salir contigo. Otro día, ¿vale? –Sonrío como puedo y ella se extraña, pero acepta.

Pasan los días y no deja de hacerme preguntas. Siempre le respondo con alguna nueva excusa, pero se va acercando el momento de decirle la delicada verdad.
    -Mamá… Le pasa algo a la abuela, ¿verdad –Su carita se va entristeciendo-. Hace mucho que no me llama para verla. Creo que hubo un día que no guardé mi ropa en el armario. ¿Está enfadada conmigo? –Su inocencia me saca una pequeña sonrisa llena de melancolía.
    -Mi niña… -Le aparto un mechón de pelo del rostro, poniéndolo detrás de su oreja-. No te preocupes, no está enfadada contigo.  ¿Sabes lo que me dijo? Que eres la persona más especial que ha conocido, que tienes un corazón tan grande que no te cabe en tu pequeño cuerpo y que, aunque esté lejos, siempre te seguirá cuidando y queriendo.
    -Mamá, en el cole a muchos amigos se le han ido sus abuelos al cielo. ¿Está allí? –Al decirme esto, la abrazo con fuerza y comienzo a llorar, respondiéndole con un bajito “sí”-. No llores mami, yo conocí a algunos abuelos de mis amigos y eran muy simpáticos. Estoy segura de que estará feliz con ellos y se reirá mucho. Un día me dijo que si ella se iba, sería la estrella más brillante que hubiera en el cielo, así la podría ver. –Parece que hemos cambiado los papeles de madre e hija. Ahora ella es la fuerte y yo la que me derrumbo.
    -¿Sí? Pues todas las noches, cuando la vea brillar más que ninguna, os aviso a papá y a ti y nos sentamos juntos a observarla. Tenemos muchas historias vividas con ella, te las contaremos todas, ¿de acuerdo? Te quiero mi niña. –Ya calmadas las dos, le doy un tierno beso en la frente.
    -Me parece una idea estupenda. Te quiero mami y a la abuela también.


Quiero seguir leyendo.

 Hoy me he levantado con ganas de comerme el mundo, de reír a carcajadas, de escribir, de amar cada palabra, de leer los pensamientos, de revivir en cada historia y en cada libro. 
Podría decir que hoy interpreto la octava línea del sexto capítulo de un libro titulado “2014”. Un libro personalizado que, desde el primer capítulo hasta este, me ha traído momentos inolvidables. Yo no soy la única protagonista, también me acompañan personajes increíbles que hacen de esta obra todo un éxito. En bastantes lugares puedo encontrar el amor entre las líneas, a esa persona que embellece las palabras, las miradas y los silencios. También puedo leer despedidas y el sentimiento de echar de menos, sobre todo, si se trata de un lugar llamado cielo. Ese lugar está demasiado lejos para abrazar a la persona que reside allí, pero hay otro en el que puedo encontrarla y sentirla más de cerca, en mi corazón. A veces me sorprende la cantidad de cosas buenas que suceden, de esas que, al leerlas, me quedo con la boca abierta. ¿Lo mejor de él? Es un libro en el que siempre intento descubrir la positividad, encontrar la felicidad en los pequeños detalles y en el que olvidarme de los problemas por unos instantes para disfrutar de la lectura, para vivir. Y es así, porque la vida, la mires como la mires o la describas como la describas, siempre te sorprenderá en cada línea, coma o punto. Sé el protagonista, no de tu propia historia, sino del mejor best seller jamás escrito.



lunes, 26 de mayo de 2014

Volver a sentir.

 Y aquí estoy, pensando algo sobre lo que escribir.

 A veces somos capaces de transmitir tantas emociones a través de las palabras, que el bello de la piel consigue erizarse. A unos se nos da mejor escribir en prosa y a otros en verso pero todos tenemos algo en común, hacer sentir. Hacemos recordar a los más olvidadizos, temblar a los más valientes, sonreír a los más tristes, descongelar el corazón más frío o, simplemente, hacer sentir a quien ya no sentía nada.
 A veces somos capaces de escribir sentimientos que no sabemos expresar en el momento. Como dicen:”Si un escritor se enamora de ti, nunca morirás, porque vivirás entre líneas y recuerdos para él”. El amor no sólo se encuentra en la pareja. El amor está en tus seres queridos, tus objetos más preciados, tus mascotas, tu alrededor o tus recuerdos. El amor se encuentra en cada pequeño detalle, momento y situación de tu vida. Otra de mis frases preferidas es: “Nadie muere mientras permanece vivo en el corazón de alguien”. Mi abuela, que en paz descanse, siempre permanecerá viva porque siempre le escribo y lo muestro a mis familiares, haciéndoles recordar mi infancia con ella o sus vidas a su lado. Las fotos o los vídeos, con el tiempo, se desgastarán. Las palabras o los sentimientos, con el tiempo, seguirán siempre en tu corazón. Todos escribimos. Escribimos para no olvidar. Escribimos para recordar. Escribimos… Para volver a sentir.

Y aquí estoy, pensando que jamás dejaré de escribir.