jueves, 30 de julio de 2015

Es un instante.

Miras hacia arriba y observas un inmenso e infinito cielo de estrellas. Cierras los ojos y te dejas llevar por el sonido incesante de las olas. No piensas en nada, ni en el ayer ni en el mañana, sólo en este instante.
Un instante en el que ves estrellas fugaces y pides un deseo. Un instante en el que entrelazas tu mano con la persona que hay a tu lado y es como tener cientas de ellas en tu interior.

Es un instante, y no quieres que acabe nunca.

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miércoles, 8 de julio de 2015

Piedras al mar.

El sonido del mar la envolvía. Las gaviotas volaban de aquí para allá. Inspiraba lenta y profundamente aquel aire tan puro que le iba llenando los pulmones.

Paseaba suavemente sus dedos por la arena, dibujando finas líneas que terminaban creando un dibujo, aunque no lo miró. Se encontraba absuelta en otro mundo, perdida en un mar de problemas que poco a poco le fueron ahogando y, en ese instante, quiso terminar con aquelllo. Cogió un bolígrafo que llevaba en su mochila, trozos de papel y gomas elásticas. Había ido allí para sacarse los problemas de dentro. Jamás había utilizado aquel remedio que su abuela le dijo cuando era una cría y, aunque nunca había creído en esas cosas, decidió que era el momento de probar. Puso un trozo de papel sobre una piedra mediana y escribió su mayor angustia, atándolo con un par de gomas para que no se escapase y la tiró con fuerza al mar. Fue realizando este proceso hasta que su corazón, sorprendentemente, se sintió libre por completo. Sentía cómo el mar se llevaría la tinta escrita en cada papel y, con ello, cada uno de sus problemas. Sin pensarlo, se tiró de cabeza al agua y flotó, sonriendo por primera vez tras mucho tiempo.

Su abuela tenia razón, podía flotar y sonreír por encima de sus problemas y preocupaciones consiguiendo, al fin, que nunca la alcanzasen de nuevo.

martes, 7 de julio de 2015

Coleccionista de agradecimientos.

En una noche de verano, una pequeña niña jugaba en su jardín. Era una de esas niñas felices con una enorme imaginación para jugar en pequeño terreno de casa, que apreciaba más los momentos en familia que el tener la tecnología más avanzada del mundo, era especial. De pronto, escuchó un ruido entre sus árboles y se asustó. Temerosa pero intrigada iba acercándose y, al final, descubrió que se trataba de un pájaro herido. Corriendo avisó a sus padres y, tras unas semanas, consiguieron curarle. En el día de la despedida, la pequeña alzó sus manos al aire y el pájaro comenzó a volar, agradecido. Sintió tal sensación de felicidad que se propuso ayudar a toda persona o animal que necesitase una mano amiga.

Conforme fue creciendo lo iba cumpliendo sin darse cuenta, le salía del corazón. Ayudaba a los ancianos en cualquier momento, les daba de comer a animales abandonados que se encontraban, tristemente, en las calles solitarias, cumplía los recados que tenían pendientes las personas a las que les faltaba tiempo para respirar o le daba algunas monedas a las que se encontraban pidiendo, en la pobreza.

Poco a poco fue la más conocida de aquel pueblo. Todos se preguntaban por qué lo hacía si nunca aceptaba nada a cambio. La veían como una persona curiosa, no estaban acostumbrados a la solidaridad ni a ser solidarios. Lo que nadie sabía era que hacía todo aquello porque le encantaba ver a las personas sonreír o escuchar el suspiro de alivio cuando la veían acercarse dispuesta a echar una mano. Le divertía que los animales la acompañaran en su camino, agradecidos por lo que hacía por ellos pero, sobre todo, adoraba ver a los pájaros volar. Los observaba revoloteando allá arriba desde su jardín, pensando que eran como las personas que se encontraban abajo: Algunos están heridos, enjaulados sin saber qué hacer, dando pequeños pasos de un lado para otro, hasta que de pronto alguien aparece y les saca de las rejas para ayudarles o enseñarles a volar de nuevo.

 Al final, alguien le dijo:

- Muchísimas gracias por tu ayuda, pero ¿por qué lo haces?

Nunca se había parado a pensarlo, aunque respondió con una sonrisa:

-No lo sé, quizás sea coleccionista de agradecimientos.

 

domingo, 17 de mayo de 2015

Encuentra unos segundos.

De pronto vuelves al pasado, a esa realidad envolvente que te hacía sentir especial. 

Vuelves a leer aquello que escribiste y que tantas ilusiones te produjo, vuelves a tocar los acordes de una canción, vuelves a crear una vida multicolor en un papel blanco y aburrido.
Vuelves a sentir que ese don sigue ahí, paciente, esperando a que te alejes de la vida real para adentrarte en ese mundo de arte hecho únicamente para ti, en el que sólo tú sabes cómo manejarlo.

Y es que, a veces, la vida real no nos deja tiempo para desarrollar aquello que se nos otorgó, tanto en los genes como por sorpresa, aquello que una vez que lo descubrimos, nos fue imposible olvidar.
Triste es no tener tiempo para ello, pero más triste aún es dejarlo completamente de lado, pensarlo como aquella etapa en la que descubrimos de lo que fuimos capaces de hacer y de lo felices que éramos y no hacer nada para revivirla. 

Encuentra siempre unos segundos entre tu rutina para que, lo que te hizo feliz en el pasado, lo siga haciendo en tu día a día, porque nunca sabes la fuerza con la que puede volver a ti.


miércoles, 25 de febrero de 2015

Mi pequeño rincón.

 ¡Y llegan 30.000 visitas a mi blog, en tan poco tiempo como es casi un año y cinco meses! Todo gracias a vosotros, mis lectores, mis seguidores, mis bloggers y compañeros en este mar de letras. Mil gracias a todo el mundo que ha pasado por este pequeño rincón de Internet y que ha podido leer mis pensamientos.

 El tiempo pasa volando cuando de verdad lo disfrutas, cuando te ríes, cuando sueñas. Ese año y cinco meses lo recuerdo con ganas de escribir en todo momento, con noches en vela al surgirme una idea sobre la que redactar al día siguiente, con tiempo dedicado y desahogo a través del teclado. Ese año y cinco meses lo recuerdo como el más bonito de todos.

 Últimamente estoy algo perdida por aquí debido a los estudios y la falta de tiempo, pero siempre que puedo leo vuestros post, comentarios y perfiles. Nunca abandonaré esto.

 Desde aquí daros las gracias por llegar a esa cantidad de clicks, de escritos míos leídos, y espero que sean muchos más.

¡Un beso muy fuerte y feliz día!




martes, 3 de febrero de 2015

El sentido de la vida.

 No entendía cuál era el sentido de su vida. No encajaba en ningún lugar, se sentía sola, atrapada y las cosas no le iban demasiado bien. Pensaba que al encontrar el amor podría darle algún sentido. En muchas ocasiones pensó en rendirse hasta que un día lo encontró. Experimentó lo que era la felicidad, la sensación de perder la cabeza cada vez que escuchaba su nombre. Su sonrisa le producía más vértigo que las alturas. Le ofreció todo el amor y cariño que llevaba dentro, sin embargo para él no fue suficiente. Un día, de un mes que no deseaba recordar, ese amor se desvaneció, esa persona se alejó de su lado. Desde entonces, a solas con sus pensamientos, entendió dos cosas: La primera fue que la felicidad y el amor no se hallaban en los demás, sino en ella misma. La segunda, y tal vez la más importante, fue que el verdadero sentido de la vida no trataba en intentar descifrarla, sino en vivirla.

domingo, 25 de enero de 2015

12º CONCURSO INTERNACIONAL DE CARTAS DE AMOR DE "EL CANAL 2"

 ¡Por fin han emitido el fallo del jurado! El momento de estar pegada a la radio escuchando atentamente, con nervios, con mi familia al lado… Ha sido una sensación maravillosa.

 Voy a citar textualmente las palabras que he escuchado esta tarde del locutor:

 “El premio se nos va para La Zubia, en Granada. Nada más y nada menos que para una chavalica que tiene 19 años. Es la segunda vez que participa. Ya participó el año pasado, es una chica que ha repetido y tenemos la suerte de contar con Alba María Garzón Ruiz o sea que, Alba, tú tienes el segundo premio.
 Curiosamente esta chica nos mandó cuatro cartas y tiene entre los 25 primeros dos cartas, entre los 50 primeros otra, así que está ahí. De la nota media, por decirlo así, están todas sus cartas.
 ¡Pues enhorabuena, Alba María Garzón Ruiz!”.

 Y así termina la mejor noticia de todas, lectores. Entre 166 cartas internacionales que han participado este año, 50 son las elegidas, quedando mi carta en segunda posición. Maravilloso.
Por último, aquí os dejo mi carta finalista:

YA NO

 “ El olor de tu pelo ya no es el mismo. Tu sonrisa ya no aparece cuando tus ojos me ven. Qué ha pasado con esos ojos verdes que un día me miraron, con el brillo más intenso que jamás imaginé. Esos bailes lentos, en medio de la pista, los ha apagado la luz del lugar. Aquellos besos que nos dimos bajo la luz de la luna, los has olvidado ahora que sale el sol. Las cenas en restaurantes lujosos, se han convertido en cenas en las que me siento sola cuando estoy contigo. La llama de mi fuego aún tiene una pequeña chispa encendida pero la tuya… La tuya se fue apagando hasta que quedaron cenizas en tu interior. Ya no me dices “te quiero” ni con palabras, ni con la mirada, ni con expresiones o gestos. Ya no gritamos cantando nuestra canción preferida cuando suena en la radio. Ahora gritamos, pero con peleas por razones absurdas. Siempre llegas a casa enfadado, de mal humor y lo pagas conmigo sin yo saber por qué. No me explicas nada, sólo me gritas. Llevamos seis años juntos y jamás te he visto de esa manera. ¿Te has cansado de mí? ¿Ya no sientes eso que nos unió hace tanto tiempo? Sé que cuando dices que vas a trabajar, vas a ver a otra mujer. Es muy doloroso observar cómo sales de casa para entrar en la suya. Tú crees que no me doy cuenta de nada, pero sí lo hago.

 Antes de todo esto, no me dejabas salir con mis amigos. Pensé que eras muy protector pero no me importaba. Más tarde me prohibiste salir con mis amigas y ahora no me dejas salir de casa. Recuerdo un día en el que me enfrenté a ti. No podía dejar que controlaras mi vida o lo poco que me dejaste vivir de ella. En ese momento, te volviste loco y me pegaste en la cara. Estaba asustada, no te reconocía. No quería que me volvieses a pegar así que me quedaba en casa, como tú me obligabas, mientras salías a beber con esa mujer y tus amigos.

 Cada día llegas más tarde y más borracho. Incluso, hay noches en las que no apareces y yo, a pesar de todo, no puedo dormir porque estoy preocupada por ti. A veces, cuando algo en la casa no está limpio, no te sirvo la comida como a ti te gusta o no te doy todo el cariño que te apetece en el momento, te vuelves agresivo. Siempre intento razonar las causas de las discusiones, tranquilizándote. Empiezas tú y siempre las acabo yo, pero con un nuevo moratón. Una señal de que aquel maravilloso pasado se quedó atrás, temiendo al cercano futuro. Una señal de que me utilizas y ya no me quieres. Una señal de que eres un maltratador. 

 Te escribo en este papel para que, cuando estés lúcido, te des cuenta de todo lo que he sentido y soportado durante tanto tiempo. He derramado demasiadas lágrimas invisibles por ti. No sé si te importará, afectará o te dará lo mismo algo de todo esto, pero me da igual. Mientras tú estás ahora de fiesta con ella y, seguramente, inventándote otra nueva excusa en la que acabaremos igual que siempre, yo ya no estaré aquí. Necesito respirar y vivir muy lejos de ti. Me voy, ya no puedo más. Ya no me quedan fuerzas. Ya no te quiero. Ya no”. 

¡Muchas gracias!



sábado, 24 de enero de 2015

Una llamada.

Aquel viernes era como otro cualquiera. Ella observaba la lluvia caer a través de su ventana, reflexionando sobre quién sabe qué. Las 22:00 se aproximaban en el reloj. De pronto, algo la sacó de sus musarañas. Le estaban llamando al móvil insistentemente desde un número privado. Dudosa y, a la vez, curiosa, descolgó. Una agradable voz de hombre, de las que gusta escuchar por radio, le empezó a contar. "Buenas noches, usted participó en nuestro concurso literario a través de e-mail. Como ya sabe, trataba en enviar cartas que transmitiesen el mayor sentimiento posible y usted envió cuatro, si mal no recuerdo. Pues bien, una de esas cuatro cartas le ha dejado finalista, en primera o segunda posición, entre cientos de personas de toda España. Mañana anunciaremos por radio en qué lugar se encuentra. Muchas gracias por participar y enhorabuena". "¿Qué? ¿Cómo? ¿Esto es de verdad? ¡Es increíble!" pensó ella. Soltó un pequeño grito repleto de euforia y empezó a saltar sobre su cama, como aquella niña pequeña que un día fue, sintiendo que podía tocar el techo, el cielo.

Esa chica era de las que no se rendían en perseguir lo que de verdad le gustaba, no desistía en el mundo literario. Su sueño era escribir un libro, pero un sueño más cercano era quedar finalista en un concurso literario. Inesperadamente ese se cumplió en un par de segundos, en un día de lo más corriente haciéndolo inolvidable, al igual que las palabras de aquel señor. A veces, cuando todo parece de lo más normal y aburrido, llega algo que le enciende la chispa al día y cambia de color. Esa chica no buscaba conseguir premios, su objetivo siempre fue sacar sonrisas a los demás con sus letras y palabras. Sí, esa chica soy yo.

El hecho de llegar hasta ahí, sin haber tenido a alguien que me enseñase en el precioso mundo de la escritura, es algo fascinante. Quede en la posición que quede, ya me siento ganadora conmigo misma, porque este gran empujón me ayudará a ser imparable con mis objetivos y sueños.

Cuanto menos crees que te mereces algo o cuando piensas que lo que deseas es imposible, lo consigues. La humildad es la clave del éxito.

Gracias por seguir y estar ahí siempre. ¡Os informaré!

viernes, 16 de enero de 2015

Los secretos de Granada.

Es de noche. La gente camina, habla y ríe sin saber que te estoy esperando.

Me encuentro delante de la Fuente de las Batallas, en nuestro banco de madera, un poco desgastado por el paso del tiempo y por todas las personas que se han sentado en él. Esta fuente fue testigo de nuestro primer beso, del segundo, del tercero y de todos los demás. Tiene esa magia en sus aguas que hace que todo lo de su alrededor se embellezca. Contemplo mi entorno. Parejas de ancianos la observan y se miran a los ojos, diciéndolo todo a través de sus arrugadas y bellas manos unidas. Personas extranjeras se fotografían ante ella, para tener un bonito recuerdo de su paso por Granada. Miro el reloj, faltan cinco minutos para tu llegada, quizás seis o siete, ya que te gusta estar apuesto para mí. Me encanta llegar antes que tú para respirar este aire fresco, relajarme y pensar. Soy una chica de lo más soñadora. Adoro ver a la gente pasar e imaginar durante segundos sus nombres y vidas. Quizás acierte, quizás no, pero nunca lo sabré. Puede que cuando me miren también se imaginen la mía. Me gustaría decirles que soy muy afortunada. No soy rica, no tengo un lujoso coche o una enorme casa. Tengo una familia que se esfuerza al máximo para que no me falte de nada. Aunque la situación económica no esté en sus mejores momentos, ellos me conceden algún que otro capricho. Tengo amigos verdaderos, una sonrisa permanente en el rostro que jamás se borrará y te tengo a ti. Creo que no podría pedir nada más.

Esta ciudad, que ha sido testigo de tantas anécdotas, despedidas, risas o lágrimas, me ha hecho apreciar los pequeños detalles. Hace algunos años, cuando tú y yo caminábamos juntos por el Paseo de los Tristes, nos deteníamos para observar a los patos que se encontraban en el río Darro. Algunos nadaban y otros descansaban, pero siempre estaba el mismo anciano a la misma hora echándoles trozos de pan, que lentamente caían al agua. Me encantaba pasar por allí y verlo sonreír cada vez que los patos empezaban a comer, agradecidos. El tiempo pasó y no volví a ver a aquel anciano ni a las aves, que le acompañaron en su eterna ausencia. Ahora el solitario río corre silencioso a los pies del paisaje. Recuerdo a un pintor que se sentaba allí en los atardeceres. Se llevaba una silla simple y cómoda, se ponía a la distancia justa para fotografiar con sus ojos lo que veía ante sí y, con su lienzo y pincel, creaba maravillas. Lo que más me llamó la atención era que en la mayoría de sus cuadros aparecía la Alhambra, ya fuese en un tamaño grande, lejano, visible o apreciable. También nos parábamos a observar más pinturas finalizadas que tenía en el suelo, en forma de escaparate. En una de ellas reconocí el precioso Mirador de San Nicolás, con Sierra Nevada como telón de fondo acompañada de un bello atardecer. Colores rojos, anaranjados, blancos, marrones o azules se fundían en un solo lienzo. Tal vez no fuese un pintor famoso pero, sin duda, sabía reflejar en sus cuadros los panoramas más bonitos de Granada.

Ya te veo llegar. Mis recuerdos se disipan y dejan paso a una radiante sonrisa, la cual se refleja al instante en tu rostro. Gracias, tú me has enseñado los preciosos lugares de la ciudad. Tú me has revelado los secretos de Granada.



Medir la vida en palabras.

Los mejores escritos surgen al escuchar una canción que te inspire, al soñar o al observar una imagen que te emocione.

Haz de la máquina de escribir un piano, del piano una melodía y de la melodía una sucesión de palabras. Cierra los ojos y deja que tus dedos se deslicen libremente por el teclado.

Convierte cada escrito en un paso, un paso en una experiencia, una experiencia en un objetivo y un objetivo en un logro.

Porque para mí, la mejor manera de medir la vida no es en recuerdos, sino en palabras.